Con la llegada de mi retoño no puedo negar que me ha cambiado la vida, pero francamente creo que para mejor. Cada mañana te recibe con una sonrisa y hace que cada momento de tu vida cobre un nuevo sentido.
El pobre llegó sin pena ni gloria, tras un parto relámpago por el que muchas mujeres firmarían, salió, le mire y desde el primer momento supe que tenía que cuidar a ese pequeño ser que había salido de mi interior, un ser indefenso que dependía totalmente de mí. desde el mismo momento en que nació mi marido dice que le hablé, que ya en el paritorio le hablaba, yo no lo recuerdo, pero es algo que le sorprendió mucho, dice que al oirme hablarle confirmó que yo sería una madre excelente.
Ahora tiene ya cuatro meses y parece que llevamos toda la vida juntos, no recuerdo como era mi vida sin él, recuerdo cosas que podía hacer y ahora no puedo, pero no recuerdo que era lo que me hacía levantarme cada mañana, lo que me hacía intentar superarme cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario